En una sociedad tan diversa como la de los Estados Unidos, el debate sobre el aprendizaje del idioma entre los hijos de inmigrantes es más que solamente un asunto de capacidad lingüística, identidad y conservación cultural. A medida que la globalización se expande, la capacidad de comunicarse en varios idiomas se vuelve indispensable. Sin embargo, en medio del clamor por la capacidad del dominio del inglés, se ha pasado por alto algo muy importante: el idioma nativo de los padres inmigrantes.
Los padres inmigrantes y sus hijos nacidos con ciudadanía estadounidense son aproximadamente 90.8 millones, lo que representa el 27 por ciento del total de la población no institucionalizada de los EE.UU. en 2023. Una gran mayoría de estos inmigrantes proceden de países donde no se habla el idioma inglés. En California y el Área de la Bahía, estos números son aún más altos. En algunas ciudades como Hayward, la mayoría de sus habitantes son inmigrantes e hijos de inmigrantes. Desde el español, tagalo, hindi, arabe, vietnamita, al mandarín, y muchos otros idiomas, el arsenal lingüístico de nuestra ciudad no tiene rival y no se puede encontrar en ninguna otra ciudad estadounidense promedio.
Para los hijos de inmigrantes , el lenguaje native de sus padres no es solamente un tesoro lingüístico pero un puente hacia su cultura, un camino por el cual se conectan con sus raíces. En un mundo en donde la homogeneización amenaza la diversidad, la conservación de la lengua materna es un acto de resistencia, una celebración de individualidad en un mar de uniformidad.
Más allá de la nostalgia por la cultura, existen beneficios prácticos al darle prioridad al aprender y practicar el idioma nativo de los padres. Estudios muestran que el ser bilingüe mejora las habilidades cognitivas y la capacidad de resolver problemas, además reduce la pérdida de dichas capacidades en la vejez. Al adoptar el idioma nativo de sus padres a la par del inglés, hijos de inmigrantes no solamente expanden su repertorio lingüístico sino también se están preparando para los retos del futuro.
Así mismo, ser fluido en otro idioma, abre las puertas a una variedad de oportunidades, personales y profesionales. En un mundo cada día más interconectado, individuos que son bilingües tienen más demanda en una gran variedad de industrias. La habilidad de navegar los matices culturales y el poder comunicarse con comunidades diversas es una habilidad que jamás será sobrevaluada. Al perfeccionar el idioma nativo de sus padres, los hijos de inmigrantes adquieren una ventaja competitiva en el mercado global. Esta regla no solo se aplica a trabajos de oficina o administrativos, sino también a cualquier trabajo en particular que requiera habilidades y destrezas de comunicación con clientes y compañeros de trabajo. Al trabajar en una ciudad como Hayward, es de conocimiento común que las capacidades bilingües serán usadas en una variedad de industrias, desde la comida rápida hasta en el internado de YEP después de la escuela. Es prácticamente esperado que uno sepa hablar otro lenguaje en este ambiente tan diverso.
Los críticos argumentan que al darle prioridad al idioma nativo de los padres inmigrantes puede impedir o entorpecer el aprendizaje del idioma inglés, dificultando así la integración al resto de la sociedad. Sin embargo, estudios han comprobado que ser bilingüe no afecta la capacidad de ser fluido en inglés, sino más bien ayuda a mejorarlo. La flexibilidad cognoscitiva adquirida al navegar múltiples idiomas, en realidad acelera la adquisición de nuevos idiomas, incluyendo el inglés.
Para niños inmigrantes que han perdido contacto con el idioma nativo de sus padres, volver a aprender o reforzar dicho idioma puede ser muy gratificante ya que también les puede ayudar a superar la pena de no poder hablar el idioma. Ciertamente el proceso de volver a aprender el idioma puede presentar obstáculos, especialmente si el idioma ha sido olvidado por la falta de práctica o exposición al mismo, los resultados van a superar los obstáculos. Los hijos de inmigrantes pueden empezar por sumergirse en el idioma a través de diversos medios, como asistiendo a clases, involucrándose con nativos de dicho idioma y utilizando recursos en línea entre otros. Involucrarse en actividades, como cocinar platillos tradicionales o escuchar música en el idioma, pueden también ser experiencias de inmersión que estimulen el aprendizaje del idioma. Aún más, buscar el apoyo de familiares que tienen un lenguaje fluido puede ser una guía importante y una fuente de ánimo e inspiración. Con dedicación, perseverancia y voluntad de abrazar su herencia, los niños inmigrantes pueden reclamar su lenguaje materno, reconectando con sus raíces culturales y alimentando un sentimiento más profundo de pertenencia.
En un mundo que continuamente requiere adaptación a costa de la identidad cultural, los hijos de inmigrantes deben reconocer el valor del lenguaje native de sus padres. Aceptar y preservar esta herencia lingüística no es solamente un acto de honor hacia sus padres; es también una inversión en su propio futuro, un testamento a la riqueza de la diversidad en un creciente mundo homogéneo. Animemos a nuestros niños inmigrantes a aceptar y apreciar sus raíces, ya que al hacerlo, no solo se enriquecen ellos sino también a toda la sociedad.